¿Cómo se pueden implementar criterios de sostenibilidad en toda la cadena de valor del packaging? ¿Empresas y consumidores están concienciados por invertir y pagar más por envases y embalajes más sostenibles? Hablamos con algunos de los expertos de empresas de gran consumo que asistieron a la mesa redonda que tuvo lugar en Hispack 2024 sobre sostenibilidad en sus respectivas áreas de negocio.
Participantes:
Amaya Prat, directora de Sostenibilidad e Innovación del Grupo Ametller Origen, grupo catalán de empresas agroalimentarias.
Ferran Vaqué, gestor de Proyectos de la División Doméstica de Proquimia, fabricante y proveedor de productos de limpieza industrial y profesional, especializado en productos concentrados en cápsulas hidrosolubles.
Miquel Campmany, responsable de Comunicación al Consumidor y Marketing Capability de Nestlé, grupo multinacional suizo de alimentación y bebidas.
Ricard Romero, director de Marketing de Vallformosa, bodega del Penedès, referente a nivel nacional en la producción y venta de vinos espumosos.
¿El consumidor está dispuesto a pagar más por un packaging más sostenible?
Amaya Prat, Grupo Ametller Origen
En nuestro caso no nos lo planteamos desde ese punto de vista. Para nosotros, la sostenibilidad es un reto que apela a los gobiernos, a las empresas y a los consumidores. Es decir, tiene que ser un compromiso conjunto de la sociedad.
La sostenibilidad no es solo ambiental sino también económica, ambas tienen caminos convergentes. En este sentido, tenemos varias barreras. Una de ellas es la economía de escala del sector del reciclaje, de la recuperación de envases y de la reutilización, porque todavía no hay estructuras de cadena de valor intermedia. Es cierto que con la nueva normativa de la Plastic Tax y el Real Decreto de Envases y Residuos de Envases estamos centrados en el uso de material reciclable y reciclado. Sin embargo, buscamos plástico reciclado, pero no siempre hay y esto es un inconveniente para todas las empresas, pero intentamos que esto no repercuta de una manera dramática en el consumidor, evidentemente porque no sería justo.
El consumidor ve con buenos ojos la reducción del plástico de un solo uso, el hecho de que el envase tenga un porcentaje de material reciclado y que estemos fomentando los envases reutilizables.
El reto del sector vitivinícola para ganar terreno en sostenibilidad
Ricard Romero, Vallformosa
En un sector tradicional como el vino, con hábitos muy arraigados, el 70% de la huella de carbono la genera el packaging. Donde realmente podemos incidir es en el transporte, un gran emisor de CO2, porque la solución fácil sería cambiar el packaging, pero el envase, el embalaje y la etiqueta forman parte de la evolución del producto. Es decir, un vino no evoluciona de la misma forma en el cristal que en otro material, y esta razón apela a una barrera relacionada con la calidad del producto.
Estamos trabajando el impacto ambiental de la parte del transporte, y en paralelo, estamos intentando reducir el peso y gramaje de las botellas y no tanto en los materiales. A menor peso menos emisiones, pero aun así, hay otros retos porque en países productores vinícolas como España, Francia e Italia no tenemos la conciencia de consumir un producto tan típico como el vino, tan arraigado a la cultura, fuera de los formatos más tradicionales.
Entonces, ¿qué costará más? ¿Explicarle al consumidor los beneficios de beber vino en lata y concienciarle al respecto? ¿O costará más convencer a la cadena de suministro para que haya una recogida selectiva para una posterior reutilización en lugar de fundir la botella, que eso generaría mucha más huella de carbono? Mi reflexión y pregunta es qué es más fácil dentro de lo difícil: ¿cambiar un hábito de consumo o un cambio operativo y logístico de la cadena de valor, especialmente en sectores como la hostelería?
Las buenas prácticas de las marcas: ¿todo lo que se dice que es sostenible lo es?
Ferran Vaqué, Proquimia
En Proquimia estamos certificados con la IFSHPC, una acreditación que transmite a los supermercados la certeza de que se están llevando a cabo buenas prácticas internamente, desde la producción a lo que aparece en el etiquetado. Por ejemplo, si informamos que el producto es vegano, debemos tener unos estudios que demuestren el origen de todas las materias primas. O si digo que un producto es para ropa blanca y de color, realmente tiene que haber un estudio detrás que lo certifique. Por lo tanto, tenemos que asegurarnos que realmente las marcas no se aprovechan del contexto de sensibilidad hacia la sostenibilidad practicando el greenwashing.
Para nosotros, actualmente la sostenibilidad sigue siendo una ventaja competitiva, pero nos gustaría que no lo fuera porque hay muchas otras empresas que no lo están haciendo. Asimismo, creemos que es responsabilidad de todos llegar a un punto donde la sostenibilidad no sea una característica diferencial, sino que sea un must practicado por todas las empresas.
Y en cuanto a globalización, apostamos por trabajar con proveedores de envases locales porque no tendría mucho sentido que, por ejemplo, estuviéramos vendiendo productos ecológicos y que compráramos los envases en China. Además, la mayoría de nuestros productos cuentan con el certificado Eco Label porque sería incoherente que un producto que por composición es ecológico se venda con un pack que no lo es.
Un problema que nos encontramos es que la normativa, muchas veces, nos exige ciertos requerimientos de seguridad que no podemos cumplir con determinados materiales. Por ejemplo, a día de hoy, para los detergentes en cápsulas, es imprescindible que el cierre sea a prueba de niños y que cumpla con la ISO 8317. En este caso, con material compostable no existe esta solución. Cuando se llevó a cabo este cambio legislativo, nosotros tuvimos que cambiar otra vez el packaging, intentando adaptarnos. Por lo tanto, la normativa puede frenar las iniciativas sostenibles.
¿Cómo hablamos de sostenibilidad al consumidor?
Miquel Campmany, Nestlé
En nuestro caso utilizamos mucho el canal digital, redes sociales y la propia web. En este sentido, quien tiene una tienda tiene un tesoro. La ventaja de los retailers es que pueden proporcionar una gran cantidad de información al consumidor en los puntos de venta. En Nestlé hicimos una prueba en la tienda que tenemos en la fábrica de Esplugues, redecorándola alrededor del concepto de sostenibilidad. De esta manera llevamos a cabo un piloto preguntándonos cómo explicaríamos la sostenibilidad, cómo explicaríamos lo que hacemos en cada una de las categorías, los materiales que utilizamos y los mensajes.
Ricard Romero, Vallformosa
En nuestro caso, una cosa que cada vez practicamos más es sumarnos a iniciativas que ya de algún modo tienen la sostenibilidad como bandera. Recientemente hemos conseguido el distintivo B Corp, convirtiéndonos en la primera bodega en España en obtener esta certificación.
Por poner un ejemplo, cuando hemos comercializado latas, intentamos no solamente hablar del beneficio que el envase ofrece al consumidor, sino también de las ventajas de las latas para el medio ambiente como el aluminio como material infinitamente reciclable, el poco espacio de una lata respecto al de otros contenedores, etc.
Las marcas tenemos este tipo de información que el consumidor no tiene, con lo cual tenemos la obligación y la responsabilidad de educar, y explicar muy bien lo que hacemos para que llegue de forma clara a la sociedad.
Cristina Benavides, colaboradora de Hispack